El Gatito que Robaba Caricias

El gatito TinoTino era un gatito callejero. Era el más pequeño de su familia y, la verdad, por este motivo y porque era bastante travieso, nunca le hacían mucho caso. Así que pasaba los ratos vagando por las calles el solo, a pesar de ser aún muy jovencito.

Lo que más le gustaba era salir de debajo de los coches y sorprender a las personas que pasaban por la calle. La mayoría de las veces tenía que esquivar puntapiés o escuchar esa palabra que dicen tanto los humanos… ¡zape, zape!

Con los niños era diferente pues se abalanzaban sobre él intentando cogerlo, a veces se asustaba y volvía a esconderse pero otras, cuando el niño le parecía simpático e inofensivo, le mostraba lo que él llamaba “El baile de las caricias”.

El baile de las caricias no era otra cosa que aquel suave zigzag que Tino les hacía rozándose y desplazándose de una pierna a otra, estirando todo su cuerpo suave y lentamente al tiempo que ronroneaba, “rrrr, rrrr”, cerrando sus ojitos. A todos los niños que les mostraba su danza los dejaba como hechizados y enseguida querían cogerlo, pero Tino era mucho más rápido que ellos y siempre se escondía antes de que lo atrapasen.

Excepto un día de invierno en que, tras una dura noche de frío, el gatito tomaba el sol sobre un coche, un niño, silencioso, lo sorprendió por detrás y lo agarró dándole un fuerte abrazo.

– ¡Ahh! ¡Estas aquí gatito!  – exclamó el niño.

Al principio, Tino se revolvió en los brazos del niño sacando sus uñas y gritando “fuuu, fuuu” pero, al cabo de unos segundos, comenzó a sentirse tan calentito que cerró sus ojos y se dejó llevar por esas suaves caricias ante las que no podía hacer otra cosa que “rrrrr, rrrrr”.

REFLEXIÓN:

A veces somos como el gatito salvaje que roba caricias sin que se note. Inventamos danzas y excusas para sentir, disimuladamente, el contacto con otras personas como cuando celebramos el gol de nuestro equipo o le damos los dos besos de rigor a ese amigo que hace tanto que no vemos.

Las caricias también nos nutren y, al igual que un plato de sopa en invierno, un buen abrazo nos puede aportar calor y energía para muchas horas.

Pero vivimos en un mundo en el que nos escondemos para amarnos, en el que guardamos los abrazos porque creemos que la otra persona no querrá, que le molestaré, que no es apropiado, en definitiva, porque “creemos” en lugar de sentir. Y, aún voy más allá, vivimos en un mundo en el que pedir abrazos o caricias es cosa de locos.

¿Alguna vez alguien te ha mirado por la calle porque te has fundido en un abrazo con algún ser querido, sin importarte dónde estabas? Haz la prueba, la gente te mira de reojo, como esos niños que no quieren mirar hacia algo que les fascina y que desean tener. Haz la prueba, no te guardes los abrazos y, sobre todo, no te avergüences de pedirlos. Y, una vez estés en pleno abrazo o caricia, respira y deja que el tiempo se detenga, no tengas prisa en volver a esconderte.

Y tu… ¿eres de los que hacen «fuuu, fuuu» o de los que ronronean?

 

 

6 comentarios en “El Gatito que Robaba Caricias

  1. Me identifiqué mucho con el gatito y creo que sí es comparable con todo el mundo. Necesitamos abrazos y caricias, pero nos da miedo el rechazo. Y aprovecho para enviarte un abrazo 🙂

    1. Gracias Veli, me alegra que te haya llegado tanto…si, todos somos un poco como el gatito Tino…deseosos de que alguien nos abrace cálidamente.

      Un abrazo de cuento para ti!!;)

  2. Bueno María, un cuento estupendo para biodanzar clarooooo. Porque los biodancer@s somos de los que ronroneamos mientras nos abrazamos síiii, y porque cuando nos abrazamos en la calle la gente nos mira siiii, y porque quizás hemos inventado esta excusa de biodanza… para sentir… ¿si? Quizás… El caso es que tenemos un espacio tan bonico para ello…Y por supuesto que nos nutren las caricias, los abrazos… ¡y nos sentimos tan bien! nos detenemos en ellos… y el tiempo se detiene, claro, y nos llenamos de calor y energía para toda la semana,
    Gracias a tí y a ese gatito… que robaba caricias.

    1. qué bueno Marian!! cuantos más abrazos damos por la calle y más largos…la gente nos mira pensando que estamos más locas….bendita locura!!

      un abrazo!!!

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